Ir al contenido principal
LIBERARSE

DESATARSE LOS CORDONES Y LAS MANOS
DE AQUELLOS QUE NOS SOSTIENEN
LIBERARSE DE LO BUENO, ES,
AUN MÁS DIFÍCIL
SENTIRSE LIBRE DE NO TENER,
DE NO DESEAR,
DE ESTAR VACÍO DE VICIOS,
SIN ADORNOS,
VACÍO DE EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS Y EXPERIENCIAS AJENAS,
VACÍO DE AYUDA.

HOY ES EL DÍA EN QUE ME LIBERO.

Y TE SUELTO.
Y TE DIGO GRACIAS,
ME VOY.
CAMINARÉ DESCALZA,
ANHELARÉ TU AYUDA PERO
INCLUSO CUANDO FLAQUEE
Y TE LLAME A GRITOS
Y LLORE SI NO ESTÁS,
SI NO OYES.
HOY TE SUELTO.

AUNQUE ME DUELAN LOS PIES CON CADA PASO,
AUNQUE MI GARGANTA NO REGALE VOZ,
AUNQUE MI CABELLO ME CUBRA EL ROSTRO
Y LAS MEJILLAS ME ARDAN DE VERGÜENZA,
VERGÜENZA HECHA LÁGRIMAS,
Y MIS OIDOS SORDOS
TE BUSQUEN,
HOY TE SUELTO.

PORQUE ASI
SOLA,
ME HARÉ.
Y AUNQUE TUS MARCAS SON PARTE DE MI,
IGUAL QUE TU SANGRE,
HOY DECIDO ESCRIBIR
MI PROPIO DESTINO.

VUELO LEJOS,
TE AMO PERO ME VOY.

HOY

TE LIBERO.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Perdón

Te pido perdón, es mi culpa. Es mi culpa olvidar peinarme no mirarme más al espejo Es mi culpa no aprobarme, no besarme más Dejar de cantar al bañarme apurada por hacer cosas que a nadie le importan y con el espejo empañado y el pelo revuelto ponerme la ropa húmeda ¿qué más da? Perdón, es mi culpa permitirte olvidarme, dejar mi ego cubrirse de polvo junto a mis pinceles y mis sueños Soy culpable por creer que me recordarías siempre o cuidarías cuando yo no lo hiciera Me culpo una y mil veces por aceptar que mis ganas pueden esperar, que la hija de mis padres no era tan importante como ellos creían, postrada a tu merced Olvide que soy reina, única Olvidé que nadie debería descubrirme, que yo ya existía desde mucho antes, que valía aunque no me vieras, que valía aunque todo Olvidé. Me olvidé. Te pido perdón por culparte amor, es mi culpa aferrarme a lo ajeno, cortar mis alas, pensar que el tiempo sería eterno para nosotros.

No puedo

No puedo obligarte, no puedo. No puedo obligarte a que me pienses cuando llega el otoño y el color tibio de las hojas te ponga melancólico y extrañes mis mates. No puedo obligarte a que me recuerdes en cada risa, en cada llanto, en cada copa, en cada abrazo. No puedo obligarte a que escuches esa canción que bailamos juntos y me imagines en un tiempo y espacio donde soy absolutamente genial. No hay manera, de obligarte a que te importe mi opinión o mi tiempo. No puedo obligarte a hacerme importante, fuerte, inteligente, capaz. Me resulta imposible hacerte creer en mis talentos, si es que tengo. No puedo, no soy quién, para decidir cuándo sentir que soy imprescindible. No puedo forzarte a elegirme, ni  a afirmar con intensidad que nadie podrá jamás igualarme aún sabiéndome vulnerable. Y al cabo de todo este enorme asunto solo sé, tengo la única absoluta y desdichada certeza de que no puedo ser quien no soy: una persona más que intenta, pero...

...

"... Nunca pensé que podría ser tan miserablemente feliz ni imaginé cómo dolerían los huesos con esta historia de no saber quién quiero ser..."