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Instrumentos

Nos detenemos en el objeto: el auto, la casa, el cuerpo; olvidando por completo de viajar sacando la cabeza por la ventanilla para sentir el viento, de vivir la calidez de un hogar en familia, de amar sin censura en cuerpo y alma. Qué es una guitarra sin la música, qué es el maquillaje sin la sonrisa, qué es el cuadro sin el color, qué es la escultura sin un cuerpo por descubrir, qué es la fotografía sin el deseo de mirar.
Las manos, los ojos, la lengua, son instrumentos, regalos sagrados raramente aprovechados. El hombre se da cuenta de lo que tiene cuando lo pierde, y asi es como sólo un ciego sabe qué color tiene una voz, qué sonido tiene un valle, qué olor tiene un recuerdo. Instrumentos, son sólo instrumentos, sólo eso, instrumentos del alma. Del deseo de sentir y hacer sentir depende el saber usarlos.

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Ella

Intenta en vano atrapar al humo, huele impávida las cáscaras Besa el suelo sin miedo y rie tan solo tocar, tocar, tocar... La vida que se cuela por el sol la acaricia; qué mas da! Tararea una canción que se escondió entre los dedos del pie: tocar, tocar, tocar... Lo que duele Lo que pincha Lo rico Lo blando y tocar, tocar y tocar... Frente al miedo o la risa que escupen sus mejillas exhalando la felicidad del ahora, frente a la vida; es tocar, tocar, tocar. Y con las yemas sucias o arrugaditas por el agua tibia Y con el pelo revuelto y los labios abiertos tocar, tocar, siempre tocar........

...

"... Nunca pensé que podría ser tan miserablemente feliz ni imaginé cómo dolerían los huesos con esta historia de no saber quién quiero ser..."

Manía

Malditas las nubes por mutar indiferentes y graciosas en maravillosas creaciones Malditos los firmes árboles fieles a su propio ser, impávidos y ajenos al deseo. Maldito el sol que abre caminos, brinda esperanza, consuela y alumbra con la misma rutina y poder. Maldita la magia de las estrellas maldita su poesía Maldita la tierra madre Malditas todas las madres Maldita la lluvia los pájaros la noche el tiempo la vida la muerte Maldito el deseo maldito una y mil veces Pero sobre todo maldito el arte y esa maldita manía de ser indispensable