Ir al contenido principal

No puedo

No puedo obligarte,
no puedo.

No puedo obligarte a que me pienses
cuando llega el otoño
y el color tibio de las hojas
te ponga melancólico
y extrañes mis mates.
No puedo obligarte a que me recuerdes
en cada risa,
en cada llanto,
en cada copa,
en cada abrazo.
No puedo obligarte a que escuches esa canción
que bailamos juntos
y me imagines en un tiempo y espacio
donde soy absolutamente genial.

No hay manera,
de obligarte a que te importe
mi opinión
o mi tiempo.
No puedo obligarte a hacerme importante,
fuerte,
inteligente,
capaz.
Me resulta imposible hacerte creer
en mis talentos,
si es que tengo.
No puedo,
no soy quién,
para decidir cuándo sentir
que soy imprescindible.

No puedo forzarte a elegirme,
ni  a afirmar con intensidad
que nadie podrá jamás igualarme
aún sabiéndome vulnerable.
Y al cabo de todo este enorme asunto
solo sé,
tengo la única absoluta y desdichada certeza
de que no puedo
ser quien no soy:
una persona más
que intenta, pero no puede,

amarme.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Ella

Intenta en vano atrapar al humo, huele impávida las cáscaras Besa el suelo sin miedo y rie tan solo tocar, tocar, tocar... La vida que se cuela por el sol la acaricia; qué mas da! Tararea una canción que se escondió entre los dedos del pie: tocar, tocar, tocar... Lo que duele Lo que pincha Lo rico Lo blando y tocar, tocar y tocar... Frente al miedo o la risa que escupen sus mejillas exhalando la felicidad del ahora, frente a la vida; es tocar, tocar, tocar. Y con las yemas sucias o arrugaditas por el agua tibia Y con el pelo revuelto y los labios abiertos tocar, tocar, siempre tocar........

...

"... Nunca pensé que podría ser tan miserablemente feliz ni imaginé cómo dolerían los huesos con esta historia de no saber quién quiero ser..."

Manía

Malditas las nubes por mutar indiferentes y graciosas en maravillosas creaciones Malditos los firmes árboles fieles a su propio ser, impávidos y ajenos al deseo. Maldito el sol que abre caminos, brinda esperanza, consuela y alumbra con la misma rutina y poder. Maldita la magia de las estrellas maldita su poesía Maldita la tierra madre Malditas todas las madres Maldita la lluvia los pájaros la noche el tiempo la vida la muerte Maldito el deseo maldito una y mil veces Pero sobre todo maldito el arte y esa maldita manía de ser indispensable