Ir al contenido principal

Pies pa´ caminar


Dos Fridas
dos columnas
dos destinos...
Alas pa´volar
sobre nuestras cabezas
y tu calavera adornada
con las flores
más bellas
Y mi pelo suelto
hechando raíces,
juntando recuerdos
¿Te acordás aquel día
que te dije que el arte
le debe mucho al dolor?
Temiendo ser feliz
y perderlo,
seguí.
Vos tuviste dolor,
yo amor,
vos un nombre,
yo un hombre.
Algo de mí tendrás,
algo de tí soy.
Tus flores adornan mis recuerdos
tus lágrimas recuerdan mis flores
y mis raíces me curan,
me asientan:
mujer plantada y niña eterna,
mis ilusiones no acaban
¿ las tuyas?

Alas pa volar dijiste,
Pies pa´ caminar, yo digo
que ese camino que hiciste
lo quiero hacer caminando
¡mirá qué increíble, paloma,
100 años nos separan
y una misma fuerza nos une!
Dos Fridas,
¿dos columnas?
Una sola columna rota,

un pincel
y el arte.

Comentarios

  1. Cada vez más me convenzo de que es lo que nos puede salvar. Me gustó leerte.

    ResponderEliminar
  2. Muy lindo laurita!! segui con tu cuadro sobre "fibrofacil" o "cacho de madera" para tu sobrino inculto, jeje.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Perdón

Te pido perdón, es mi culpa. Es mi culpa olvidar peinarme no mirarme más al espejo Es mi culpa no aprobarme, no besarme más Dejar de cantar al bañarme apurada por hacer cosas que a nadie le importan y con el espejo empañado y el pelo revuelto ponerme la ropa húmeda ¿qué más da? Perdón, es mi culpa permitirte olvidarme, dejar mi ego cubrirse de polvo junto a mis pinceles y mis sueños Soy culpable por creer que me recordarías siempre o cuidarías cuando yo no lo hiciera Me culpo una y mil veces por aceptar que mis ganas pueden esperar, que la hija de mis padres no era tan importante como ellos creían, postrada a tu merced Olvide que soy reina, única Olvidé que nadie debería descubrirme, que yo ya existía desde mucho antes, que valía aunque no me vieras, que valía aunque todo Olvidé. Me olvidé. Te pido perdón por culparte amor, es mi culpa aferrarme a lo ajeno, cortar mis alas, pensar que el tiempo sería eterno para nosotros.

No puedo

No puedo obligarte, no puedo. No puedo obligarte a que me pienses cuando llega el otoño y el color tibio de las hojas te ponga melancólico y extrañes mis mates. No puedo obligarte a que me recuerdes en cada risa, en cada llanto, en cada copa, en cada abrazo. No puedo obligarte a que escuches esa canción que bailamos juntos y me imagines en un tiempo y espacio donde soy absolutamente genial. No hay manera, de obligarte a que te importe mi opinión o mi tiempo. No puedo obligarte a hacerme importante, fuerte, inteligente, capaz. Me resulta imposible hacerte creer en mis talentos, si es que tengo. No puedo, no soy quién, para decidir cuándo sentir que soy imprescindible. No puedo forzarte a elegirme, ni  a afirmar con intensidad que nadie podrá jamás igualarme aún sabiéndome vulnerable. Y al cabo de todo este enorme asunto solo sé, tengo la única absoluta y desdichada certeza de que no puedo ser quien no soy: una persona más que intenta, pero...

...

"... Nunca pensé que podría ser tan miserablemente feliz ni imaginé cómo dolerían los huesos con esta historia de no saber quién quiero ser..."