Ir al contenido principal

Exhala

Esa energía vital circulando entre mis piernas,
mis dedos,
el mate
Una energía que golpea el vidrio
y rebota en mi pelo
Deseando cumplir los sueños que soñé tantas veces,
las ganas de llevarme a la boca las palabras que dijiste
y masticarlas
y escupirlas,
mostrando que tengo algo para mostrar
Mi historia es mayor que mi deseo
porque soy un alma vieja
vagando,
subida como un jinete a esa energía que golpea el vidrio
y rebota en mi pelo
Un alma de sonido blanco
que aúlla por las noches
y deambula de día,
babeando
Un lobo dormido
Una hiena histérica que se burla de esta otra que soy,
que envidia ,
que muere y mata,
que no deja ver
Un alma que muta entre mil mujeres,
que se acopla intensa
que se sabe múltiple
que es mucho más
pero lo esconde
Solo en vos soy cierta
y esa alma blanca descansa,
ahora respira,
ahora puede respirar,
exhala
y los deseos que vibraban reposan
en mi pecho
en tu leche

Comentarios

Entradas populares de este blog

Perdón

Te pido perdón, es mi culpa. Es mi culpa olvidar peinarme no mirarme más al espejo Es mi culpa no aprobarme, no besarme más Dejar de cantar al bañarme apurada por hacer cosas que a nadie le importan y con el espejo empañado y el pelo revuelto ponerme la ropa húmeda ¿qué más da? Perdón, es mi culpa permitirte olvidarme, dejar mi ego cubrirse de polvo junto a mis pinceles y mis sueños Soy culpable por creer que me recordarías siempre o cuidarías cuando yo no lo hiciera Me culpo una y mil veces por aceptar que mis ganas pueden esperar, que la hija de mis padres no era tan importante como ellos creían, postrada a tu merced Olvide que soy reina, única Olvidé que nadie debería descubrirme, que yo ya existía desde mucho antes, que valía aunque no me vieras, que valía aunque todo Olvidé. Me olvidé. Te pido perdón por culparte amor, es mi culpa aferrarme a lo ajeno, cortar mis alas, pensar que el tiempo sería eterno para nosotros.

No puedo

No puedo obligarte, no puedo. No puedo obligarte a que me pienses cuando llega el otoño y el color tibio de las hojas te ponga melancólico y extrañes mis mates. No puedo obligarte a que me recuerdes en cada risa, en cada llanto, en cada copa, en cada abrazo. No puedo obligarte a que escuches esa canción que bailamos juntos y me imagines en un tiempo y espacio donde soy absolutamente genial. No hay manera, de obligarte a que te importe mi opinión o mi tiempo. No puedo obligarte a hacerme importante, fuerte, inteligente, capaz. Me resulta imposible hacerte creer en mis talentos, si es que tengo. No puedo, no soy quién, para decidir cuándo sentir que soy imprescindible. No puedo forzarte a elegirme, ni  a afirmar con intensidad que nadie podrá jamás igualarme aún sabiéndome vulnerable. Y al cabo de todo este enorme asunto solo sé, tengo la única absoluta y desdichada certeza de que no puedo ser quien no soy: una persona más que intenta, pero...

...

"... Nunca pensé que podría ser tan miserablemente feliz ni imaginé cómo dolerían los huesos con esta historia de no saber quién quiero ser..."